Alerta mundial: reaparece en EE.UU. el gusano come carne tras seis décadas de erradicación
Un caso detectado en Maryland reaviva la alarma sobre el gusano barrenador, parásito que afecta a humanos y animales y podría causar graves pérdidas económicas en la ganadería.
Después de más de 60 años de haber sido erradicado, el gusano barrenador de la carne humana (Cochliomyia hominivorax) vuelve a encender las alarmas sanitarias en Estados Unidos. El caso, detectado en agosto y confirmado mediante un sistema de telediagnóstico, corresponde a un paciente que regresaba de un viaje a El Salvador y que fue atendido por especialistas del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) junto con el Departamento de Salud estatal.
El diagnóstico se confirmó el 4 de agosto, aunque el hecho se hizo público semanas más tarde, una vez que la atención médica había concluido con éxito. El tratamiento consistió en la extracción manual de las larvas y la desinfección de la herida, procedimiento habitual para estos casos poco frecuentes en humanos, pero que pueden poner en riesgo la vida si no se detectan a tiempo.
¿Qué es el gusano barrenador?
El gusano barrenador, conocido científicamente como Cochliomyia hominivorax, es la larva de una mosca que deposita sus huevos en heridas abiertas de humanos o animales. Una vez eclosionan, las larvas comienzan a alimentarse del tejido vivo, lo que ocasiona una infestación llamada miasis, que puede provocar infecciones graves y extensas lesiones.
En humanos, los casos suelen ser aislados y excepcionales, pero en animales —particularmente en bovinos— puede generar brotes masivos, con enormes consecuencias sanitarias y económicas.
Un parásito que amenaza al campo
Aunque el riesgo de propagación en la población humana estadounidense es considerado bajo, la industria ganadera sigue el tema con extrema preocupación. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ha advertido que el parásito ya circula de manera activa en países de Centroamérica como Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Belice y El Salvador, y se acerca peligrosamente a la frontera con México.
Un eventual brote en Texas, que alberga más de 7 millones de cabezas de ganado, podría generar pérdidas superiores a 730 millones de dólares. En un escenario más amplio, si la plaga se reinstalara en EE.UU., el impacto económico total podría superar los 1.800 millones de dólares, según estimaciones oficiales.
Historia de un éxito… y un nuevo desafío
El gusano barrenador fue eliminado en EE.UU. en la década de 1960 gracias a un programa pionero de control biológico que utilizó la liberación de millones de moscas estériles, cortando así el ciclo reproductivo del insecto. Este modelo fue tan exitoso que posteriormente se replicó en otros países, convirtiéndose en un hito mundial en salud animal y control de plagas.
Sin embargo, los tiempos han cambiado. El incremento de los viajes internacionales, el comercio global y el cambio climático están facilitando la reintroducción de especies que se creían bajo control. La detección en Maryland constituye una señal de alerta que obliga a reforzar los controles sanitarios fronterizos y a diseñar nuevas estrategias de contención.
Cambio climático y expansión de riesgos
El cambio climático está alterando la distribución geográfica de múltiples plagas y enfermedades. El aumento de las temperaturas y los cambios en los regímenes de lluvias favorecen la supervivencia y dispersión del gusano barrenador en regiones donde antes no lograba establecerse.
Además, la mayor conectividad global implica que un caso importado puede convertirse en la puerta de entrada para nuevas infestaciones, como ha ocurrido en esta oportunidad. La experiencia demuestra que basta un solo foco para desencadenar consecuencias de gran magnitud si no se actúa con rapidez y coordinación internacional.
Una alerta que no debe ignorarse
El reciente diagnóstico en EE.UU. es un recordatorio contundente de que las enfermedades olvidadas o controladas pueden resurgir en cualquier momento. Si bien el tratamiento en humanos es efectivo cuando se detecta a tiempo, la amenaza real radica en el riesgo de reintroducción en la ganadería, lo que pondría en jaque tanto la salud animal como la economía agrícola de toda la región.
Las autoridades sanitarias estadounidenses ya trabajan en coordinación con países de Centroamérica para reforzar programas de vigilancia y control, conscientes de que la prevención es más efectiva y menos costosa que la erradicación de un brote en expansión.
En definitiva, el regreso del gusano come carne tras seis décadas plantea un desafío global: redoblar los esfuerzos en bioseguridad, reforzar la cooperación internacional y mantener activa la conciencia social sobre la importancia de los controles sanitarios.