Control de plagas en el ganado: estrategias efectivas para proteger la salud animal y la producción
Un control de plagas ganaderas eficaz previene pérdidas económicas y sanitarias. Conoce los pasos clave para erradicar insectos, parásitos y roedores en tu explotación.
El control de plagas en la ganadería no es un lujo ni una acción puntual, sino una necesidad estratégica para asegurar la productividad y el bienestar animal. Las explotaciones pecuarias son entornos con abundante alimento, agua y refugio, lo que las convierte en escenarios ideales para la proliferación de insectos, parásitos externos y roedores. La falta de un plan integral de control no solo afecta directamente a los animales, sino que también compromete la inocuidad de los productos, la salud de los trabajadores y la rentabilidad de la actividad.
En esta nota repasamos las plagas más comunes que afectan a las explotaciones ganaderas y detallamos un plan paso a paso para implementar un control realmente efectivo, basado en prevención, bioseguridad, uso responsable de productos y manejo sostenible.
1. Plagas comunes en las explotaciones ganaderas
Insectos rastreros y voladores
Las moscas, mosquitos, cucarachas y hormigas son visitantes frecuentes en establos y corrales. Estos insectos no solo causan molestias, sino que también transmiten enfermedades, reducen el confort de los animales y, en casos de infestación masiva, provocan pérdidas de peso y caída en la producción lechera. Mosquitos y tábanos, por ejemplo, son vectores de agentes infecciosos que comprometen la salud del ganado.
Parásitos externos: pulgas y garrapatas
Las garrapatas y pulgas son plagas particularmente peligrosas, ya que se alimentan de la sangre del ganado y pueden transmitir enfermedades como la babesiosis o la anaplasmosis. La garrapata bovina, además de causar anemia y estrés, es responsable de pérdidas económicas millonarias al reducir la ganancia de peso y la producción de leche. Las pulgas, por su tamaño reducido, son más difíciles de detectar, pero la señal suele ser clara: animales inquietos, con rascado constante y lesiones en la piel.
Roedores: ratas y ratones
Una plaga de ratas o ratones puede causar estragos silenciosos en poco tiempo. Estos animales contaminan alimentos, dañan instalaciones, muerden cables y estructuras, y transmiten enfermedades como salmonelosis, leptospirosis o triquinosis. La sola presencia de un roedor debe considerarse un indicio de riesgo de infestación.
2. Pasos clave para un control de plagas efectivo
A) Higiene y desinfección
La desinfección periódica es la base de cualquier estrategia sanitaria. Mantener corrales, galpones y depósitos limpios reduce la proliferación de insectos y elimina focos de bacterias y hongos. Productos desinfectantes de amplio espectro, con acción fungicida y desodorizante, aseguran un ambiente higiénico y saludable.
B) Control de insectos
Para eliminar infestaciones de moscas, cucarachas o mosquitos, se recomiendan insecticidas de amplio espectro que actúen por contacto e ingestión. La clave está en utilizar productos con efecto residual para evitar reinfestaciones. No obstante, es fundamental alternar principios activos para prevenir resistencias y cumplir con los tiempos de seguridad en animales de consumo.
C) Control de parásitos externos
La presencia de pulgas y garrapatas exige una acción rápida y supervisada por un veterinario. El aislamiento de animales infestados ayuda a contener la propagación. Los tratamientos pueden incluir baños de inmersión, productos pour-on, aspersiones y, en casos más avanzados, planes integrales que combinen medicamentos sistémicos y rotación de pasturas.
D) Control de roedores
La lucha contra ratas y ratones debe ser sistemática. Los rodenticidas en bloque de parafina o cereal son especialmente eficaces en áreas con humedad. Se recomienda instalar estaciones de cebo seguras, monitorear su consumo y combinar con medidas de bioseguridad como el sellado de grietas, la eliminación de residuos y el almacenamiento correcto de granos.
3. Buenas prácticas para un control sostenible
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Monitoreo constante: inspeccionar regularmente los animales y las instalaciones para detectar signos tempranos de infestación.
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Rotación de productos: cambiar familias químicas en cada campaña para retrasar la resistencia.
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Capacitación del personal: entrenar a los trabajadores en la detección de plagas, el uso correcto de productos y la aplicación de medidas de bioseguridad.
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Integración de manejo ambiental: control de malezas, drenaje de aguas estancadas y rotación de potreros para cortar ciclos biológicos de parásitos.
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Registros sanitarios: anotar cada tratamiento, dosis, fecha y resultados para optimizar decisiones futuras.
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Bienestar animal: un control adecuado mejora el confort, reduce el estrés y potencia la productividad.
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Cumplimiento normativo: respetar tiempos de carencia y condiciones de inocuidad exigidas por mercados y frigoríficos.
4. Errores comunes que deben evitarse
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Usar siempre el mismo producto químico, generando resistencia.
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Aplicar dosis a “ojo” sin pesar animales ni calibrar equipos.
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Ignorar la limpieza ambiental y confiar solo en insecticidas.
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No respetar carencias, comprometiendo la seguridad alimentaria.
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Descuidar cuarentenas, permitiendo el ingreso de plagas externas a la explotación.
5. Beneficios de un control integral
Un plan de control de plagas del ganado bien diseñado genera beneficios visibles en pocos meses:
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Animales más sanos, con mayor ganancia de peso y mejor fertilidad.
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Incremento en la producción de leche y carne.
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Reducción de costos sanitarios a largo plazo.
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Instalaciones más limpias y duraderas.
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Mayor aceptación en mercados que exigen inocuidad y trazabilidad.
El control de plagas ganaderas no se limita a “matar insectos o roedores”: es una estrategia completa de bioseguridad y manejo integrado que protege la salud animal, la producción y la rentabilidad. Adoptar medidas preventivas, combinar higiene con productos adecuados, capacitar al personal y trabajar en conjunto con profesionales veterinarios asegura que la inversión en sanidad se traduzca en bienestar, kilos y litros. El productor que implementa un plan disciplinado deja de reaccionar ante emergencias y comienza a gestionar el riesgo de manera inteligente.