Chapulines: la plaga voraz que amenaza cultivos y alternativas sostenibles para su control

Los chapulines pueden devorar hojas y cultivos completos. Conoce su impacto en la agricultura, métodos de control biológico y estrategias sostenibles para combatirlos.

Los chapulines, también conocidos como saltamontes, forman parte de una de las plagas más voraces y temidas en la agricultura. Aunque para muchos representan solo un insecto típico del campo, en realidad se trata de un enemigo capaz de generar graves pérdidas económicas en diferentes regiones del mundo.

Estos insectos pertenecen al orden Orthoptera y pueden alcanzar tamaños de hasta 8 centímetros de largo, con potentes mandíbulas diseñadas para triturar hojas, tallos y en algunos casos incluso flores y frutos. Su gran capacidad de desplazamiento y reproducción los convierte en una amenaza difícil de controlar cuando las poblaciones aumentan de manera desmedida.

Daños que provocan los chapulines

Los chapulines son insectos masticadores que se alimentan de hojas, reduciendo de forma significativa la capacidad fotosintética de las plantas. En infestaciones severas, pueden llegar a consumir toda la planta, dejando apenas tallos secos y sin valor productivo.

Su dieta es sumamente amplia, pues son insectos polífagos, capaces de atacar prácticamente cualquier tipo de cultivo: hortalizas, cereales, frutales, forrajes e incluso especies silvestres. Esto no solo compromete la seguridad alimentaria de comunidades agrícolas, sino que además desequilibra los ecosistemas al reducir la cobertura vegetal natural.

En casos extremos, las poblaciones masivas de chapulines pueden transformarse en plagas migratorias, avanzando en enjambres y arrasando con todo a su paso.

Métodos de control sostenible

El manejo de chapulines no es sencillo, pero existen diversas alternativas de control que permiten mantener sus poblaciones bajo niveles aceptables, sin necesidad de recurrir únicamente a insecticidas químicos. Entre los principales métodos destacan:

  • Depredadores naturales:

    • Arañas y mantis religiosas son aliados eficaces en huertos y cultivos, pues se alimentan de ninfas y adultos de chapulines.

  • Control microbiano:

    • Bacillus thuringiensis (Bt): bacteria utilizada en el control biológico, que al ser ingerida por los chapulines afecta su sistema digestivo y los elimina en pocos días.

    • Beauveria bassiana: hongo entomopatógeno que infecta a los chapulines, debilitándolos hasta provocar su muerte. Es una de las herramientas más utilizadas en la agricultura orgánica.

Estas estrategias forman parte del Manejo Integrado de Plagas (MIP), cuyo objetivo es reducir el uso de agroquímicos y fomentar un control más equilibrado y respetuoso con el ambiente.

Prevención y monitoreo

El éxito del control radica en la detección temprana. Entre las prácticas más recomendadas se encuentran:

  • Monitoreo constante de los cultivos para identificar la presencia de ninfas en etapas tempranas.

  • Eliminación manual en huertos pequeños, donde las poblaciones no son elevadas.

  • Manejo de la vegetación circundante, ya que los chapulines suelen refugiarse en pastizales o zonas con malezas antes de invadir los cultivos principales.

  • Diversificación de cultivos, lo que dificulta la proliferación masiva en un mismo espacio agrícola.

Impacto económico y social

A nivel mundial, los chapulines han sido responsables de pérdidas millonarias en la agricultura. Aunque las infestaciones masivas no son tan comunes como las de otros insectos, cuando ocurren pueden devastar comunidades enteras que dependen de la producción agrícola para subsistir.

En regiones rurales, la presencia de chapulines no solo afecta los rendimientos, sino que además incrementa los costos de producción, al obligar a los agricultores a invertir en controles de emergencia. Por ello, la prevención y el uso de métodos biológicos resultan claves para proteger los cultivos y garantizar la seguridad alimentaria.

Una plaga con historia, pero también con soluciones

Los chapulines han acompañado a la humanidad desde tiempos ancestrales, siendo incluso protagonistas de relatos históricos y bíblicos por su capacidad destructiva en forma de plagas. Hoy, la ciencia y la innovación permiten enfrentar este problema con un enfoque más ecológico, responsable y sostenible.

El desafío está en combinar la vigilancia permanente con el uso de herramientas biológicas y naturales, reduciendo la dependencia de químicos que afectan al ambiente y a la salud.

Los chapulines seguirán presentes en el campo, pero con conocimiento y estrategias integradas es posible mantenerlos bajo control y proteger la productividad agrícola.

Agradecemos a la Cámara Paraguaya de Controladores de Plagas por la idea inicial que inspiró la elaboración de este material informativo.



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